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IA, por Gustavo Buchbinder
06-08-2024
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Hay un libro súper interesante dedicado a la historia de las agencias de publicidad. No es una historia económica ni creativa, sino sobre la existencia de estas, y su evolución o, mejor dicho, el nacimiento, crecimiento o muerte de muchas de ellas. Es de Mark Tungate, se llama “El Universo Publicitario” y lo editó hace varios años atrás Gustavo Gili, que siempre ha impreso libros muy interesantes sobre publicidad y comunicación. Aunque todo el libro está muy bien, hay un capítulo dedicado a cómo cuando surge un nuevo medio los más antiguos ejecutivos de las agencias le terminan dando paso a los nuevos para que dirijan la agencia, que, a veces, hasta incluye el cambio de nombre. Ocurrió cuando irrumpió la radio, con la televisión y también con Internet.
Cuenta el autor que, aunque en los primeros años de surgimiento de la radio ésta no facturó lo que facturaban los avisos gráficos, los dueños de las agencias ya se dieron cuenta de que la dirección del negocio había que dárselo a quien manejaba y entendía el medio nuevo.
También ese libro tiene un aspecto solapado (no es tan evidente, pero haciendo una lectura minuciosa termina siendo más obvio) que es que el centro del relato y la línea que lo atraviesa en su conjunto es la cuestión de la creatividad y las herramientas para impulsarla. Y también deja claro que son solo eso: herramientas. La compra de medios quizás haya sido el combustible, pero el alma, el motor de las agencias, siempre fue la creatividad. Esa es la esencia del libro.
Y, también el libro da a entender que durante muchos periodos de tiempo las personas que manejaron las herramientas o el saber sobre los nuevos medios llevaron el liderazgo en muchas agencias nuevas o en las ya consolidadas, pero a medida que pasaba el tiempo y éstas herramientas se masificaban y todos sabían usarlas, quienes fueron quedando en el mercado fueron aquellos creativos y agencias que, sabiendo usar esas mismas herramientas, daban vida a las mejores ideas.
Esta es una reflexión que quizás sea oportuna en momentos que la IA produce cosas que son muy interesantes, pero cuando nos detenemos a pensar cuál fue la idea que hubo detrás de esa pieza publicitaria, nos damos cuenta que no hay nada, que el deslumbramiento fue por la herramienta en sí y su uso.
Hay un artículo en La Nación que se publicó hace varios domingos atrás de Eduardo Levy Yetati (ingeniero, economista y ahora también gran novelista) sobre el futuro del trabajo que pone en palabras simples la idea de este texto: si con el uso de herramientas (como IA) no agregaste valor y lo que hiciste es solamente hacer todo más barato, no hiciste gran cosa.
Los avisos gráficos dieron paso a los de radio, que dieron paso a los de TV (un día charlaremos de los del cine,) que dieron paso a una mezcla discursiva nueva e interesante con el advenimiento de Internet y de social media.
Y ahora hay una oportunidad única: hagamos con IA algo diferente, lo que no hubiéramos podido hacer con otros medios y herramientas. Pero que agreguen valor por haber hecho algo distinto, no por hacerlo más barato. Es el gran desafío que tenemos hoy por delante.